Por: Luz Marina Alonso Palacio
En pasados
días cuando me dirigí a una de las estaciones de los municipios del
departamento del Atlántico, rumbo a una visita de una institución educativa,
con dificultad pude ver una par de amigos bajando del autobús. Traté de
comunicarme con ellos pero bajaron disparados, y se dirigieron en direcciones
opuestas y con afanes distintos. Intenté llamarlos pero el humo que emanaba de
los automóviles me borró la visión y un auto que pasaba cercano me
salpicó el vestido con unas gotas de agua que provenían de un charco. Esta
escena no es extraña para nadie, vivimos en un mundo donde nos caracteriza y
nos homogeniza la rapidez, la superficialidad, el afán, la improvisación, el no reconocimiento a las culturas, la
presencia de los tugurios, la falta de mantenimiento vial, las
invasiones, el cinturón de indigencia invisibilizado, y en general problemas con conectividad y movilidad.
Las situaciones
descritas se encierran en algunas palabras que muchos mencionamos “el lio de
vivir en la ciudad”. Ante esto se están generando esfuerzos por el trabajo a
favor de la calidad de vida y la calidad de vida urbana, entendida como
condiciones de la población generadas a partir de actuaciones y dinámicas de
transformación del espacio urbano inducidos por actores públicos, privados
y la sociedad civil. El término de CV se viene debatiendo desde la década del
setenta asociándose a conceptos de bienestar social, satisfacción de necesidades, accesibilidad a
los servicios de salud y algunos investigadores también lo han asociado a
felicidad. En el lenguaje cotidiano suele confundirse con condiciones
de vida, standard de vida, nivel de vida, bienestar y estilo de vida.
De acuerdo a lo
planteado por Semenco en un encuentro de geógrafos de América Latina realizado
en Puerto Rico, la consideración del
concepto de calidad de vida urbana se ha convertido en una definición compleja
por el conjunto de elementos, factores y relaciones que conforman la realidad
urbana de hoy. Estas consideraciones fueron aproximando el término calidad de
vida urbana a la identificación de las necesidades humanas, su satisfacción y a
los bienes y servicios así como la disponibilidad de alimentos, vestidos,
entornos habitacionales adecuados, servicios públicos y sociales, conectividad,
movilidad, se precisa que el hombre
puede satisfacer sus necesidades de manera individual o colectiva.
Se ha definido por
consenso de profesionales que la calidad
de vida urbana como el grado de bienestar individual y en grupo, determinado
por la satisfacción de necesidades fundamentales de la población urbana,
haciendo uso de los recursos o satisfactores disponibles en el medio
urbano, entendiendo que para lograrlo es necesario disponer de un ordenamiento
articulado entre el ambiente y el colectivo. Esta preocupación también ha
sido señalada en recientes encuentros de
distintas profesiones (Encuentro XIV de geógrafos, 2013). Delgado de
Bravo y E. Méndez, destacan definiciones y caracterizaciones en relación al logro por el requerimiento de ordenamiento
articulado de los lugares, ven la importancia del ordenamiento territorial
como un proceso planificado por parte del Estado, de naturaleza sociopolítica y
administrativa, que se plantea el análisis de la estructura y dinámica socio-territorial,
con la finalidad de promover, controlar y administrar la ocupación y uso del
territorio, la localización de actividades, asentamientos y servicios, en
armonía con los recursos y condiciones naturales, para prevenir los efectos
adversos que provocan las actividades de la población a través de la
instrumentación de estrategias y políticas que favorezcan la calidad de
vida urbana.
Las definiciones
sobre calidad de vida urbana comprenden:
bienestar, felicidad, medio ambiente, pero vale recalcar todo el trabajo realizado a
nivel internacional y en América Latina por el aporte epistemológico del
concepto de calidad de vida y la
creación de indicadores entre otros:
Vivienda y entorno, salud y medio ambiente, condiciones socioculturales,
ambientes de negocios, condiciones laborales, conectividad y movilidad. El
problema urbano son dimensiones subrayadas en los informes de la CEPAL del 2013 cuando enfatiza el trabajo de espacio, tiempo y
convivencia. Aquí en relación al espacio y convivencia la calidad de vida
urbana tiene mucho que aportar.
En nuestras
comunidades tal como se ha mencionado son múltiples los factores que afectan la
calidad de vida urbana: insuficiencia de
servicios públicos, mala disposición de
residuos sólidos y desperdicios, el problema con la producción limpia, falta de
cumplimiento de normas relacionadas con la salud de los trabajadores, el
cúmulo de automóviles que transitan por las calles con incipientes controles de
los efectos contaminantes para la salud de los individuos, la presencia de
muchas construcciones en terrenos inestables, la continuidad de los sistemas de
vigilancia de contaminantes de la ciudad y
la falta de control para conservar los árboles, falta de zonas verdes
que ha sido expresado por la misma comunidad de la ciudad de Barranquilla en
investigaciones previas donde han trabajado equipos de investigadores de
Uninorte y citadas en la referencia y en
general el incipiente trabajo de universidad sociedad y ambiente del cual la
autora de esta nota ha reflexionado por casi dos décadas, a esto se le suma la
necesidad de sistematizar mayores indicadores de impacto. Con
respecto a estas situaciones nos preguntamos ¿Cuál es la dinámica de algunos
factores desde el punto de vista demográfico, de salud pública y de
comunicación que podrían afectar la calidad de vida urbana?
Movimiento demográfico urbano y calidad de vida urbana
Para ninguno es
desconocido el auge, proliferación y crecimiento demográfico urbano durante las
últimas décadas Según el Boletín demográfico de 1970 al 2025 , del informe de
la CEPAL, por el análisis del comportamiento de los datos se puede
observar estos cambios: En 1970 la población total de América Latina
ascendió en miles a 276.572, de lo cual el 56.5% era urbano, se
proyecta a 2015 en 626.148, de lo cual el 80,8% es urbano y para el 2025 se
proyecta a 691.756 habitantes en América Latina de lo cual el 82.8 es
urbano.
Para el caso de
Colombia para 1938 aproximadamente un 31% de habitantes vivían en cabeceras
municipales, el resto en área urbana, para 1951, 1964, 1973 y 1985 los
porcentajes respectivos de personas que vivían en cabeceras municipales
son 38.6%, 56.3%, 59.2% y 65% respectivamente, es notario que se duplicó la
cifra de la tercera década del siglo en la década del 80 (DANE,
Estadísticas Sociales, 1994). En Colombia según la CEPAL para el 2000 se
contaba con un 74,5% población urbana, en el 2005, 76,6%, en el 2010 un
78,4%, actualmente en Colombia para el 2014 hay aproximadamente un 80% de
habitantes en zonas urbanas y se proyecta para el 2025 un 82,5%.
El comentado
factor de urbanización, combinado con otros factores demográficos
de salud reproductiva como las tasas de fecundidad, diferenciales de
fecundidad, edad al casarse, edad de inicio de relaciones sexuales; igual
otros indicadores como expectativa de vida diferencial por localidades, bono
demográfico, tasas de dependencia, tasas de desempleo, tasas de actividad
económica a lo que se suma indicadores de desarrollo humano, el estudio de
cifras y diferencias de porcentajes por localidades, país, entre países,
incluyendo índices más sintéticos como el de Gini y otras mediciones como la
Expectativa de vida por localidades, todo indica que hay distintos factores
demográficos que afectan la calidad de
vida y no se pueden ignorar al momento de las políticas públicas, y si el foco
es mirar el comportamiento de las ciudades la brecha que deja los diferenciales
demográficos, se hace aun mayor.
La salud pública
considerada como el esfuerzo organizado y colectivo para proteger la salud como
un derecho individual, colectivo (Ministerio de Salud y Protección Social),
dentro de sus funciones tiene algunas muy importantes como es la vigilancia en
salud pública, la promoción de la salud, por lo que las ciencias del mercadeo y
relacionadas con la salud, ambiente, ingenierías entre otras, deben tomar espacio para el trabajo en los
espacios urbanos para proveer a la ciudad de lugares adecuados, productos
adecuados de acuerdo a las necesidades y clasificaciones de riesgo urbano,
momentos adecuados y en general todas las denominadas letras “p”. Esto haría
una hábitat urbano más saludable, que aporten a disminuir indicadores de
mortalidad externa entre otros. Revivir las distintas cartas y conferencias que
propenden por espacios urbanos saludables es algo que no se debe olvidar en las
agendas del gobierno pero de una manera continua y sistemática, que contribuya
con continuos registros de información
para acentuar la vigilancia y
permitan una comunicación oportuna con los habitantes de la ciudad para
el control de problemas de salud pública, disminución de inequidades
manifestadas en informes de la OMS y
UN-HABITAT y sobre todo la promoción de
estilos de vida y el trabajo de la sociedad civil, no solo del gobierno por
optimizar las condiciones de vida, en general la continua interacción por el
trabajo de los indicadores proximales y distales. La OMS en fechas específicas
para el trabajo por la salud urbana y teniendo en cuenta que las ciudades
también ofrecen oportunidades.(comunicado de prensa 7 de abril 2010), invita
a trabajar por:
- el fomento de una planificación urbana que favorezca los comportamientos saludables y la seguridad;
- la mejora de las condiciones de vida en las ciudades;
- la participación ciudadana en la acción de gobierno;
- la ordenación urbana que no excluya a ningún grupo y esté adaptada a las necesidades de los ancianos;
- el aumento de la capacidad de recuperación de las ciudades tras los desastres y emergencias.
Es necesario trabajar a favor de indicadores que hagan visibles todas las características locales de la ciudad. El trabajo por una ciudad comunicable con el que nos visita y transita por ella, que nos referencie sin dificultad el encuentro de los centros de salud, hospitales en sus distintos niveles, supermercados saludables, ubicación de farmacias, ubicación de zonas verdes y de recreación clasificadas por zonas activas de ejercicios con apoyo del gobierno.
Otros aspectos que
son importantes destacar es la reflexión y trabajo continuo en las áreas públicas los problemas que afectan la
calidad de vida por ejemplo "estar sentado o estar de pie" en un
parque ¿que implica para el habitante de la ciudad? ¿Qué implica los
estereotipos por diversidad sexual en los espacios públicos?.,¿ Qué implica
para una persona clasificada con el síndrome metabólico las oportunidades en la
ciudad?, esto por citar algunos.
Es real que se puede
trabajar en muchas controles a través de la educación que va desde el hogar
hasta la comunidad, los tomadores de decisiones, tales como buen
tratamiento de desperdicios caseros, de desperdicios industriales,
disminución de ruido, reciclaje, respeto al otro, derecho al cumplimiento
de las normas, vigilancia en salud pública, empoderamiento para luchas por
conservar y respetar el espacio público como corredores cívicos de acceso y de
facilidad para el caminante con diferenciales de funcionalidad, ordenamiento de
sitios de ventas ambulantes, derecho a acceso de alimentación sana, lugares
exentos de atracos y de otras actividades que van en detrimento del
peatón. Al perderse la escala humana el vehículo ocupa las zonas
comunitarias y gradualmente estas calles se vinculan al proceso de decadencia
por falta de interés público, de mantenimiento y por cultivarse como zonas de
riesgos.
De otra parte
encontramos otros factores como los sociales e institucionales tales como: el
desempleo generado en parte por la actitud de las mismas personas a que si no
encuentran un empleo asalariado, tampoco luchan por realizar trabajos productivos
independiente, el no acceso por parte de muchos miembros de las comunidades a
los servicios de salud, factores de inseguridad, la proliferación de
procedimientos legales inseguros explotados por personas que se
aprovechan de la ignorancia de la gente que muchas veces después de adquirir un
terreno son desplazadas por no cumplir con todos los requisitos legales,
el tráfico de automóviles crece, cada día vemos un vehículo automotor que se
adiciona al parque automotor de la ciudad; el incremento de viviendas en malas
condiciones “jaulas para conejos” o casas cajones o lotes con servicios,
y barrios desordenados, que inciden en riesgos de accidentalidad y
mortalidad.
Toda esa maraña de
factores desgasta la calidad de vida.- Ante estos problemas es necesario que se
confronten nuestras comunidades y evaluar la situación de las condiciones
urbanas, para buscar soluciones, pero las mismas deben ser producto de un
consenso que se genere por una gestión urbana que unifique los esfuerzos y
recursos, no perdiendo de vista el desarrollo sustentable, es decir que
dignifique los indicadores de la economía verde. De esto ya hay
experiencias mostradas en conferencias de investigadores y rectores
internacionales de la OPS que han presentado casos de estudios de estados específicos donde se trabaja información que atiende la calidad de
vida urbana mostrando indicadores locales que diferencian las zonas y
llamando la atención a los tomadores de decisiones para que las intervenciones
sean diferentes y sobre todo aportando a los desafíos globales de la humanidad.
Es perentorio
continuar y priorizar estas acciones que contribuyan al mejoramiento de calidad
de vida urbana teniendo en cuenta lo local que al final impacta lo global,
tales como establecimiento de diagnósticos que detecten problemas
urbanos, falta de viviendas, ordenación territorial y énfasis en la educación
ambiental dependiendo de realidades locales, todo esto liderado por el Estado y
obviamente con la participación civil que es creativa y tiene potencial.
El problema no es fácil
de solucionar, Stevenson R para la década del 90 en su compendio sobre apuntes
de vivienda y desarrollo urbano, anota como el problema de vivienda se ha
mantenido insoluble aun en países desarrollados, con altos niveles de vida y
con más avanzada tecnología, que han sido impotentes ante tan complejo desafío.
Sin lugar a dudas planear el habitat es
un reto, aún menos, planear otros problemas que implican calidad de vida
urbana, dado que influyen muchos factores físicos, administrativos, económicos
(empresas comprometidas), enmarcados en una cobertura urbana de movilidad
considerable sujeta a cambios bruscos y propios de la localidad.
Teniendo en cuenta
todo lo anotado y mirando aún más allá el problema no sólo se reduce a
buscar soluciones sino también a buscar simultáneamente los mejores indicadores
para toma de decisiones, esto no significa que los mismos por sí sólo son lo
suficientemente predictivos, ni que generen por sí solos soluciones, se
constituyen en una herramienta más para el trabajo. Considero oportuno
reflexionar ¿ hasta qué punto los indicadores urbanos que se aplican o deseen
aplicar son o serían efectivos medidores de resultado sino se
observa los panoramas diferenciales por regiones o segmentos
poblacionales? ¿Hasta qué punto sería productivo tener los indicadores sin
soporte legal?. Hay todo un reto por construir indicadores y mayores retos por generar procesos que
incluyan la parte legal para el logro óptimo de estos. Muchos países con
niveles altos de calidad de vida han agotado políticas
de planificación urbana, sin embargo hoy se pone en tela de juicio el concepto
de calidad de vida urbana. Lograr una calidad de vida urbana no es tarea
fácil pero debe ser reto de ahora y después.
Para tener en cuentaDe acuerdo a lo planteado se sugiere lo siguiente:
Ser racional en el
uso de recursos, actualmente en Barranquilla, debido a la limitación con la
disponibilidad de agua se van a establecer unas tarifas para las personas que
consuman más de lo esperado. Meditar sobre
sus acciones que van en detrimento de esta calidad de vida por ejemplo
la tala de árboles, ya existen estudios que muestran correlaciones entre tala
de árboles y presencia de mayores índices de enfermedad. Unir esfuerzos en
conjunto con la sociedad civil utilizando las TICS, preservar espacio público,
diseño de vivienda en escala humana, planes viales, parqueaderos suficientes,
planificar la forma de recolección y depósito de desechos no reciclables, y no
olvidar el elemento de comunicación de la ciudad lo ideal es tener
ciudades legibles. Generar microempresas que sean proyectos
públicos que generan beneficios. Visualizar los problemas de acuerdo a los requerimientos
de la población afectada no desconociendo sus percepciones e ideas. Dinamizar
todo el conocimiento adquirido en liderazgo, participación de ciudadana,
autogestión y otros. Trabajar conjuntamente para consolidar líneas de
investigación que se dirijan a detectar problemas de calidad urbana y que
permitan aprovechar la sociedad civil.
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